semana 1

Era 24 de enero el cielo estaba gris y el clima estaba como siempre… frio. Tenía muchísimos nervios porque pensé que estaría sola en esa clase, análisis de textos. Así que decidí entrar al salón y saludar con toda la energía para romper el hielo, BUENOS DIAS grite y todos los que estaban ahí que eran apenas como 9 personas me miraron un poco raro pero saludaron incluyendo al profesor que estaba haciendo algo en su computador.
Me sonroje un poco y fui a buscar asiento, no sabía en donde sentarme porque no quería estar al frente sola sin conocer a nadie, pero tampoco quería estar atrás porque tengo una miopía y un astigmatismo que dan miedo, así que me hice en la mitad en un puesto de dos sillas y obviamente nadie se hizo conmigo, lo que fue mejor para mí ya que no quería conocer a nadie todavía.
En ese momento eran las 6:54 am y como vivo como a 3 horas de la universidad me sentí orgullosa de mi, mientras pensaba en lo genial que era por madrugar y ser responsable me di cuenta que ya habían pasado 10 minutos y el salón aún estaba vacío, no sabía que más hacer estaba aburrida de esperar así que comencé a hacer cuadritos en el cuaderno, iba súper bien ya casi terminaba habían pasado otros 10 minutos, hasta que el profesor dijo. HOLA BUENOS DIAS y yo por dentro dije si por fin, comenzó hablar se presentó todo iba bien hasta que dijo que íbamos hacer la actividad del reloj.
Al principio no entendí la actividad pero bueno iba hacerlo de todas maneras, COMENCEMOS dijo el profesor y todos nos levantamos, teníamos que agendar citas en un reloj que dibujamos en una hoja, no quise arrancar ninguna hoja así que lo hice en el cuaderno. Me quedo precioso lo hice con mi botilito redondo y le puse colores, luego tome un impulso y me levante, he hola… le dije a una niña que me pareció amigable. Hola, cómo te llamas me dijo la pelada y yo Karen y ella dijo OMG yo también y congeniamos muy bien, de ahí en adelante comencé hablar con todos, la pena se fue yendo y pude agendar todas mi citas, incluso una pelada me dijo que a las 3:30 quería tener su cita y pensé obvio nunca la voy a conocer porque tienen que ser las horas exactas pero esta bien, seguí agendando mis citas gritaba por todo el salón ¡QUIEN TIENE UN ESPACIO A LAS 12! y no era la única, parecía una plaza de mercado todos gritando, todos desesperados por terminar de llenar la citas de su reloj. Hasta que el profesor grito TIEMPO y todos se sentaron un poco aburridos porque muchos no pudieron terminar su reloj, de milagro yo sí pero estaba un poco nerviosa porque sabía que después íbamos a tener que hablar y relacionarnos incómodamente.
El profesor comenzó a explicarnos cómo íbamos a relacionaros y comenzó hacer preguntas por cada hora y así de una en una fui conociendo a mis compañeros, todos de primer semestre estudiando administración de empresas. Y entonces sucedió… un resplandor brillante se asomó por la puerta y la vi, no lo podía creer, no podía creer que ya no iba a estar sola en esa clase con niños de primer semestre en administración de empresas, no podía creer que ya no tendría que pelear con todos buscando un espacio para poder reunirnos y poder hacer una exposición solo porque nuestras carreras son diferentes al igual que nuestros tiempos, no podía creer que Laura ortega haya pasado por esa puerta.
Nunca en mi vida había estado tan feliz de ver a Laura ortega, compañera mía desde que empecé mi carrera de teatro musical y aparte de todo una gran amiga, muy feliz y aliviada de verla, la vi sentarse y poner cuidado. Aun seguíamos contestando las preguntas del reloj y muchos de mis compañeros de administración de empresas me comentaban que querían estudiar en Misi y bailar y cantar, a cual yo les respondí a todos que si querían iban a tener la oportunidad de hacerlo, porque en Misi hay electivas abiertas para todos los principiantes.
Hora tras hora y pregunta tras pregunta logramos terminar las dichosas horas de reloj. Y muy aliviada de no tener que compartir más cosas bochornosas de mi pasado con gente que no conozco, me senté al lado de mi tocaya porque con mucha emoción me pidió que me sentara al lado suyo, mi fantástico puesto de dos sillas en el que nadie se había querido hacer quedó vacío.
Comenzamos a sociabilizar nuestras respuestas con todo el salón, el profesor le pedía a cada compañero que nos dijera su nombre su carrera y que si ya conocía esta clase, obviamente nadie conocía su clase porque todos eran de primer semestre, salvo Laura ortega y yo. A medida de que cada compañero se presentaba el profesor nos pedía que dijéramos algo que recordáramos del susodicho y yo realmente no recordaba nada de nadie, salvo una de las tantas niñas millonarias del salón que fue a parís y una que paso un oso gigante con un amor. De resto sus vidas eran tan aburridas y monótonas como las de un adolecente que siguió los parámetros de la sociedad obligados a estudiar carreras que les dieran un “futuro” prometedor.
Cuando fue el turno de Laura ortega todos la miraban como una extraterrestre y ella como típica estudiante de teatro musical respondió fuerte y claro a cada pregunta que se le hizo. Cuando fue mi turno fue exactamente igual que ella y le explique al profesor que ya conocíamos la clase por nuestros amigos y compañeros de Misi los cuales nos contaron todas sus locas aventuras en la clase por lo cual pensé que sería muy divertida su clase y también un reto gigante. Luego de responder todas las preguntas y recibir los agradables comentarios de mis compañeros de repente Laura ortega dijo: Y TIENE UNA VOZ MARAVILLOSA y en mi interior se me revolvieron las tripas porque de inmediato supe que todos iban a cantar en coro… ¡QUE CANTE! ¡QUE CANTE! a lo cual como siempre respondí que no era el momento indicado.
Diez compañeros después por fin terminamos de presentarnos y comenzamos con el salseo de verdad, la metodología de la clase… lo cual me inquietaba mucho porque hace como 4 años que no tengo clases teóricas al igual que mis compañeros de teatro musical, nuestro cuerpo está en forma pero nuestro cerebro está un poco empolvado.
Luego de saber todo lo que me esperaba y luego de ver cuánto podía recordar un ser humano con la pirámide que nos mostró el profesor los pocos minutos que quedaban se pasaron en un abrir y cerrar de ojos, menos mal a el profesor le gusta terminar unos minutos antes porque tanto yo como mis compañeros teníamos un hambre atroz. Todos comenzaron a guardar sus útiles y comenzaron a salir excepto la tierna y molesta compañera cuyo nombre es igual al mío, (digo molesta porque no paro de hablar ni un segundo en toda la clase) porque estaba esperando a que cantara y yo con toda la pena del mundo y solo porque en realidad si me cayó muy bien, cante la primera canción que se me ocurrió, mientras cantaba con muchos nervios de repente vi a un montón de nenitas alrededor mío, lo cual fue adorable y gratificante y con eso pude terminar de cantar mi cancioncita, luego de terminar todos aplaudieron incluso el profesor que ya se iba y al igual que el resto de mis compañeros. Un gran final para un buen primer día.

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